viernes, 17 de abril de 2009

Para los admiradores de Stefan Zweig va este libro:

“¿Para qué vivimos, si el viento tras nuestros zapatos ya se está llevando nuestras últimas huellas?”.

Jacob Mendel, un librero de la Viena de principios del siglo XX, permanentemente instalado en su mesa del café Gluck, es un insólito personaje que sorprende a propios y extraños con su enciclopédico conocimiento del mundo de los libros y su total aislamiento del mundo real.

El texto termina con un párrafo que sigue manteniendo toda su actualidad :Yo, en cambio, me había olvidado de Mendel el de los libros durante años. Precisamente yo, que debía saber que los libros sólo se escriben para, por encima del propio aliento, unir a los seres humanos, y así defendernos frente al inexorable reverso de toda existencia: la fugacidad y el olvido.
V.Luna

3 comentarios:

  1. Estaba esperando a que saliera por aquí el bueno de Zweig. Era cuestión de tiempo. Y aquí hay que pararse. "Convendría" pararse. Un personaje clave en el pensar del siglo XX. Vivió las dos guerras. Bueno, la segunda no, no pudo soportarla. Pero lo que escribió hasta aquel fatídico 1942, tanto en narrativa como en ensayo, no tiene desperdicio. Y su biografía ("El mundo de ayer") es algo que todo aquel que tenga dos dedos de frente debería leer, si quiere conocer algo más del ser humano...

    ResponderEliminar
  2. La dignidad del viejo librero y su honestidad como ser humano, herida repetidas veces por la guerra y la estupidez humana, asombran y conmueven. Inspiran, incluso.
    Pocas veces el peso de unas cuantas páginas dejan tanta huella...Recomendable.

    ResponderEliminar
  3. Desgarrador libro. Las últimas 20 páginas te hacen sobrecogerte, sintiendo una angustia terrible por la vida del librero Mendel, mientras analizas las absurdeces e injusticias de la especie humana.

    3 párrafos sobre Mendel que merece mucho la pena recordar porque definen muy bien como es él:

    -“ Dejando a un lado los libros, aquel hombre singular no sabía nada del mundo, pues todos los fenómenos de la existencia sólo comenzaban a ser reales para él cuando se vertían en letros, cuando se reunían en un libro…”
    -“ Tan sólo el libro, jamás el dinero, tenía poder sobre él”
    -“ Vino a Viena a estudiar para rabino, pero pronto había abandonado al riguroso Dios único, Jehová, para entregarse al politeísmo brillante y multiforme de los libros…”

    Un libro fabuloso, pero para el que esté pasando un bachecillo emocional, que espere un tiempo para leerlo

    ResponderEliminar