Siguiendo con la estela abierta por P. con la novela corta (o cuento largo) de Zweig y continuando con los "cuadernillos" de Acantilado, comento esta joya que acaban de editar de Joseph Roth. 53 páginas. No hacen falta más para saltar al vacío del alma humana. La historia se repite: hombre-casado-con-hijas-conoce-a-mujer-casada-flechazo....>>>>y no digo más. Parece simple. Lo es. La historia es sencilla, sí, pero terrible: desde las primeras páginas se vislumbra una sombra...
"...A pesar de que el jefe de estación Fallmerayer no tenía un carácter propenso a fantasear, le pareció que aquel era un día marcado por el destino de una manera muy especial y, mientras miraba hacia fuera por la ventana, empezó a temblar de verdad. Dentro de 36 minutos pasaría el tren rápido que iba a Merano. Dentro de 36 minutos-así le parecía a Fallmerayer-la noche sería completa. Una noche terrible..."
¿Cómo nos comemos ésto con la historia de amor que prosigue? Evidentemente el final no se desvela hasta las 3 últimas páginas, momento sublime de desesperación impotente.
Y es que me encanta ésta capacidad que tienen unos pocos escritores para, en pocas páginas, elevarnos a una plataforma altísima de nivel narrativo, acompañarnos de la mano por un desarrollo placentero para, sin avisar, de pronto, darnos un empujoncito en caída libre para estrellarnos contra el duro suelo de la realidad de unos últimos párrafos terribles de ingenio.
Zweig, Buzzati, ésta joya y Mauppasant son ejemplos que he descubierto recientemente
"...A pesar de que el jefe de estación Fallmerayer no tenía un carácter propenso a fantasear, le pareció que aquel era un día marcado por el destino de una manera muy especial y, mientras miraba hacia fuera por la ventana, empezó a temblar de verdad. Dentro de 36 minutos pasaría el tren rápido que iba a Merano. Dentro de 36 minutos-así le parecía a Fallmerayer-la noche sería completa. Una noche terrible..."
¿Cómo nos comemos ésto con la historia de amor que prosigue? Evidentemente el final no se desvela hasta las 3 últimas páginas, momento sublime de desesperación impotente.
Y es que me encanta ésta capacidad que tienen unos pocos escritores para, en pocas páginas, elevarnos a una plataforma altísima de nivel narrativo, acompañarnos de la mano por un desarrollo placentero para, sin avisar, de pronto, darnos un empujoncito en caída libre para estrellarnos contra el duro suelo de la realidad de unos últimos párrafos terribles de ingenio.
Zweig, Buzzati, ésta joya y Mauppasant son ejemplos que he descubierto recientemente